Chicureo – Guanaqueros – Etapa 2
Chicureo – Guanaqueros – Etapa 2
Segunda etapa: Cabildo – Combarbalá
El despertador volvió a sonar. Eran las seis de la mañana y aún medio aturdido por el día anterior, me desperté con la esperanza de evitar nuevamente la lluvia. Al abrir la ventana, noté que el suelo estaba seco, pero el cielo cargado de nubes amenazaba con desatar una tormenta.
A las seis y media nos reunimos para desayunar. El grupo estaba animado y entusiasmado, consciente de que esta sería la etapa más dura de las tres. Debíamos recorrer 200 km y ascender 3700 m de desnivel, divididos en varias cuestas que nos esperaban en el camino.
La salida se adelantó a las 7:30 para evitar las posibles lluvias, pronosticadas por nuestros expertos Pruzzo y Carvallo. Partimos sin lluvia, pero a los 2 km de subida al túnel, la lluvia empezó a caer intensamente, empapándonos por completo. A pesar de la incomodidad, el frío y los zapatos mojados, nada nos detuvo en nuestra travesía.
Al llegar al primer punto de abastecimiento, nos cambiamos de ropa, nos secamos y nos abastecimos de energía. La lluvia cesó y continuamos con la esperanza de no volver a mojarnos. Con más de tres cuartos del camino por delante, cerca de 150 km, incluyendo cuatro túneles por cruzar, la travesía se volvía más intensa y emocionante.
La fatiga se hizo presente al pasar por Illapel, una larga recta con viento cruzado que nos llevaba al segundo punto de abastecimiento. Para muchos, esos 7 km fueron los más duros y largos de todo el paseo.
Llegamos al segundo abastecimiento sin casi energía, pero los alimentos nos reponían y preparaban para los últimos 65 km. Eran las 15:30 hrs y calculábamos al menos 3 a 3 horas y media más de camino, considerando dos cuestas de más de 10 km cada una.
El grupo partió de nuevo, con los escaladores marcando la diferencia en las últimas dos cuestas. Esteban Troncoso se adelantó seguido por Pruzzo, Alcalde y Pizarro.
En la bajada Felipe Pizarro y Jp Alcalde sufrieron pinchazos , separándolos del grupo de delantera, no obstante pudieron reagruparse con quienes veníamos mas atrás.
Mientras los primeros ya se encontraban en la mitad de la última cuesta, Felipe Pizarro , Jp Alcalde y Lobito , recién comenzaban a subirla.
Rápidamente Pizarro se fue en solitario, mientras que Jp y yo, como viejos compañeros de travesías, en un pacto no hablado, prometimos acompañarnos.
La oscuridad de la noche y una lluvia copiosa no nos detuvieron en nuestro avance, con el apoyo de la camioneta y los ánimos de nuestros compañeros.
Casi llegando a la cima, divisamos a Felipe Pérez, quien pensaba que aún quedaba una subida más. La alegría en su rostro al enterarse de que estábamos cerca del final nos impulsó a seguir adelante.
Completamos la subida juntos y bajamos con rapidez y felicidad, sintiendo la lluvia en nuestra cara y visualizando las luces que indicaban que nos acercábamos a Combarbalá. La llegada fue emotiva, con abrazos, saludos y risas de nuestros compañeros en el hostal.
Como el día anterior, una ducha rápida y a comer para recargar energías y celebrar el final de la travesía.


